miércoles, 4 de diciembre de 2019

Por mí


Dicen que un Maratón no se corre el día de la prueba. Sino que se empieza a correr el mismo día que decides apuntarte, que sabes que vas a sacrificar tiempo, momentos, vida… por ello. Así que el día 3 de marzo empecé a correr el Maratón Valencia 2019. Fue entonces cuando decidí que este año volvía a repetir la gesta. 

A mediados de agosto empezamos con los entrenamientos. El objetivo, llegar al 1 de diciembre convencida de que lo podía conseguir de nuevo. Si superaba mi Mejor Marca Personal (3:55:36), perfecto. 

Así pasaron los días, las semanas, los meses, los entrenamientos, las series, los cambios de ritmo, las tiradas largas… hasta llegar al pasado domingo, 1 de diciembre, día del Maratón Valencia 2019.

Por el camino, había repetido muchos de los pasos que me llevaron hasta la alfombra azul en 2017. Pero también había novedades. Por primera vez, me ponía en manos de un entrenador. ¿Por qué? Porque esta vez tocaba afrontar los 42195 metros SOLA. Este es un hecho al que no le di mucha importancia hasta las últimas semanas. ¿Un maratón sola?¿Serás capaz, Ana? Fueron varios los amigos que se ofrecieron a hacer parte de la carrera conmigo. Pero poco a poco me auto convencí de que TENÍA QUE HACERLO yo. POR MÍ. 

Y así me planté en la línea de salida. SOLA. Los días previos fueron personalmente complicados. Sin embargo, intenté rodearme de buen ambiente, de gente motivadora, de positivismo. Erica, Juan, "la meua Anna"… En definitiva, necesitaba cargarme las pilas para las casi 4 horas de carrera.


Con el “Libre” de Nino Bravo comencé a correr. Y también cayó la primera lágrima. Soy un manojo de nervios y tensión… La estrategia estaba clara: Primer 10K a 5:30 min/km. Después será el cuerpo quien responda. Cumplo el plan. Voy viendo caras conocidas y eso me hace venirme arriba, pero no hay que confiarse. Llega el segundo 10K, decido ponerme a 5:20, la cosa pinta bien. Pasado el 12 veo a MC y Paquito, les doy los manguitos y la braga. Hace calor y voy muy cómoda. En el kilómetro 16, a contraluz, veo el reflejo de mis amigas. ¡Han venido todas! Son únicas. Otra lagrimita cae. Poco después está Sandra, un pilar básico para este segundo maratón. Le digo que voy muy bien. Porque es cierto. 


Pasado el medio maratón empiezo a darle vueltas al coco. ¿Habrá muro o no habrá muro? ¿Y si me lo encuentro, qué hago? ¡Que voy sola! De repente he cambiado de ritmo… No sé qué pasa pero no me gusta cómo me siento. Las piernas van, pero la cabeza está corriendo otra carrera. Sin querer, he construido yo mi propio muro. Decido ir descontando kilómetros. Sé que en el 26k volverá a estar Sandra y me podré desahogar. Pero no la veo. A quienes sí veo es a mis amigas. Otra lagrimilla cae. Ellas notan que no voy tan bien. Pero lo cierto es que las piernas van de lujo.

En el kilómetro 32, cuando llega para todos el temido muro, yo respiro hondo, me abro de brazos y choco enérgicamente la mano a Ángel (ContadordeKm en redes sociales). “Ana, esto está hecho”. Me vuelvo a emocionar y decido cambiar la estrategia de carrera. Voy a disfrutar de esto. Las piernas me están respondiendo, así que decido bajar el ritmo y ver cómo pasan los kilómetros. Hasta la zona “fea” del maratón me pareció bonita. Os lo juro.


Recta final, volvemos al corazón de la ciudad. La tensión en el cuello aumenta. Justo como hace dos años. Pero no me importa, estoy muy bien. La gente me anima y yo lo agradezco como puedo. Acercándome a la Puerta de la Mar le choco la mano a otro speaker conocido, Meroño. Me alegra muchísimo verlo. De lejos, ya veo las banderas de Teika, allí están Patri y Paula, de Juntas Es Mejor, esperándome. Pero… ¿a quién veo? A mi mejor amigo… Algarra ha querido sorprenderme… ¡y lo ha hecho! No puedo contener las lágrimas. Y ya el empujón que me dan Patri y Paula me impulsa hasta los últimos kilómetros. Poco después vuelven a estar ahí MC y Paquito. ¡Qué subidón! Y nada, 10 metros más adelante, mi nutricionista, Carol. Nos miramos emocionadas, nos damos las manos y me transmite la fuerza necesaria para afrontar el último kilómetro. Tengo mucha tensión en el cuello, pero voy muy bien. Vuelve a aparecer a mi lado Sandra, le agradezco como puedo TODO lo que ha hecho por mí estos meses… Ahora, me toca disfrutar. Oigo mi nombre, es Amparo, lo sé, pero yo ya no veo a nadie. Solo quiero llegar a esa alfombra azul y disfrutar del momento.

Había imaginado cruzar la línea de meta andando, reflexionando. Y eso hice. Los últimos 2 metros. Andé. Viví el momento. Lloré y oí mi nombre en megafonía. Creía que estaba soñando. Pero no, era el gran Vicent Sempere inmortalizando el momento. UN REGALO PARA TODA LA VIDA.


Después, seguí llorando. Había sido duro, muy duro, correr contra tu cabeza. Ni el calor, ni la humedad, ni el viento fueron mis rivales. Solo mi cabeza. Los voluntarios me animaban. Yo solo buscaba alguien con quien consolarme. Fue Conxín, del Rantelles de Almussafes. Hasta ese momento, había hablado poco con ella. Pero en ese instante sentí la necesidad de abrazarla. Y eso hice. Lo necesitaba.

Después llegó el reencuentro con Empar. Cerrábamos un círculo que empezamos en 2016. Pero esto no se queda aquí. En 2020, volvemos.

lunes, 15 de julio de 2019

Restaurante Balandret

Ya sabéis que últimamente voy buscando restaurantes con algún tipo de zona infantil. Y entre los que voy encontrando, acudimos a los que sé que nos van a gustar tanto por la comida como por el trato a Lucia.

El último fue Balandret, en el Paseo Neptuno de Valencia, en la playa de la Malvarrosa. Es un hotel con restaurante, típico de la zona de playa con una zona infantil acristalada con un monitor.

La zona infantil no está muy cuidada, pero el hecho de que haya una persona con los nenes ya te da cierta confianza, además de que les entretiene con juegos, canciones, pintándoles la cara o dibujando en una pared-pizarra.

En cuanto a la comida, pedimos puntilla rebozada, pulpo a la brasa y clóchinas.




De los tres platos, me quedo con el pulpo. Aun así, la ración no era demasiado grande. La puntilla no la probé. Las clóchinas estaban muy buenas.

Como principal pedimos paella valenciana. He probado mejores, pero estaba muy buena.


Me sorprendieron gratamente los postres. Yo pedí un pincho de fruta con helado. Venía acompañado de una tarrina con chocolate puro en el que mojar las piezas de fruta.


La tarta de queso estaba muy buena también. De sabor intenso.


También pedimos brownie con helado de mango y tiramisú. Estos dos postres no los probé. Pero estéticamente llamaban positivamente la atención. 



El servicio, un poco lento pero muy atento. 

Así que si estás por la playa de Valencia, quieres comer comida típica valenciana y vas con nenes pequeños, Balandret es una buena opción. 


miércoles, 3 de julio de 2019

Take Bao

Cuando haces un descubrimiento "gastronómico" justo en las primeras semanas de verano, sabes que acabarás acudiendo allí más de una vez durante los próximos meses. Y más, si el local en sí está a dos kilómetros de casa.

Esto nos ha pasado con Take Bao. En realidad, lo descubrí en abril, pero no fue hasta la semana pasada (cuando lo vi por El Tenedor) cuando me acordé de aquel "algún día podemos ir...". La marca tiene dos locales, uno en Manises y otro en Silla, que es al que acudimos.

El local es amplio, muy limpio y recién estrenado. La carta no es muy extensa. Aun así, es muy completa. Hay entrantes, california rolls, baos, ramens y varios postres japoneses. Además de opciones para desayunar y almorzar o tomar una caña. 

Nosotros elegimos como entrantes Edamames y Torikatsu, o sea, pechuga de pollo empanada. Esta se servía con una salsa, pero la pedimos sin ella, para que comiera Lucia. Nos encantó. El empanado era perfecto. Nada apelmazado ni aceitoso. Y la pechuga, en su punto. Y eso que es difícil, eh?

Los edamames son el descubrimiento (diría) de la década en el mundo #Realfooder. Y yo soy de esa "secta". Así que... había que pedirlos sí o sí. Buenísimos.


Después también probamos los California Rolls de gamba, con caviar rojo, aguacate y sésamo. Y los California Rolls de Salmón, con caviar verde y aguacate. 



Aunque ambos estaban muy buenos, nos gustaron más lo de gamba.

Había que probar los Bao. Vienen de dos en dos, porque no son muy grandes. Eso sí, vienen rellenitos rellenitos...

Probamos el Bao de Ternera y el Bao de Pollo al Curry.



Sinceramente, no sé con cuál de los dos me quedaría... La carne, de nuevo, muy tierna.

Finalmente, dejamos un hueco para el postre: Dorayaki de chocolate.


Espectacular. Tanto, que pedimos otro.

En definitiva, salimos encantados. Con la comida, el servicio, la atención con Lucía y la relación calidad-precio. Así que ya tenemos "restaurante de verano".

jueves, 30 de mayo de 2019

Spacca Napoli Abastos

Seguimos, poco a poco, tachando restaurantes de la lista de pendientes. Aunque, creedme, entran más que salen... Esta vez fue el turno de la pizzería Spacca Napoli, considerada una de las mejores de España, junto a Viva Napoli.

Entre los entrantes fríos, calientes y las ensaladas, escogimos la mozzarella al horno. Estaba muy buena.


Como plato principal, tuvimos de todo, pizza y pasta. 

La típica de jamón y queso fue la pizza elegida. No son exageramente grandes, los bordes son muy tiernos y la masa es puramente napolitana... o sea, nada crujiente.


Por lo que respecta a la pasta, pedimos, por un lado, tagliatella con gambas, setas, cherry y vino blanco.


Pasta al dente, muy buena combinación de ingredientes. Aunque eché de menos algo de salsa...


Por otro lado, pasta rellena de berenjena con una salsa de tomate seco y parmesano.

Las raciones no son muy grandes. Perfectas para dejar un sitio para el postre.

No nos convenció demasiado la carta de postres. De hecho, escogimos por eliminación el cheesecake de chocolate blanco y pistachos.


Para mi gusto, sobraba el chocolate blanco...

En definitiva, un buen restaurante italiano en el que comer una buena pizza o un buen plato de pasta, con un buen servicio y relación calidad-precio excelente.

¡Por cierto! A partir de ahora puntuaré en Instagram platos, servicio y precio de los nuevos restaurantes que visite.

domingo, 12 de mayo de 2019

La primera "práctica"

Cuando Amparo Salmerón, mi compañera del programa A Córrer, me dijo que le gustaría hacer un Medio Maratón, lo tuve claro. El de Alcàsser sería el objetivo. Sería el cuarto año en el que correría en casa y, después de debutar y de subir dos veces al podio, solo me quedaba un sueño (hay otro pero es más utópico), hacer de práctico. Y el reto de Amparo me lo dejaba mejor imposible. Haré de práctico de las 2 horas.

Hasta el 11 de mayo, día de la carrera, la cosa fue muy bien. Amparo y yo hicimos juntas todas las tiradas largas. Dos de ellas, por el recorrido de la carrera y una, con una mochila con peso para acostumbrarme a la mochila que portaría el día de la prueba.



Llegó el gran día y estaba más nerviosa que si fuera a buscar mi Mejor Marca Personal. Sabía que no podía fallar porque iba a tener a gente pendiente de mí. Al menos, a Amparo. Pero también tenía muchas ganas, porque sabía que me lo iba a pasar bien. Pero no imaginaba cuánto.

Minutos antes de la salida son varios los corredores que me dicen que van a intentar seguir mi ritmo de 5:38-5:40. ¡Qué responsabilidad! Entre ellos está María José. Ella también es debutante. Pero se lo digo desde unos días antes: está preparadísima para bajar sobrada de dos horas. Sé que volará pronto.



El resto me sigue. En los primeros kilómetros el grupo es grande. Y lo pasamos muy bien. Risas, comentarios, anécdotas... Con el paso de los minutos, el grupo se va reduciendo. El ritmo es de 5:35-38. Yo me lo estoy pasando en grande. Voy a un ritmo cómodo para mí. Y aunque la mochila me está un poquito muy grande, no me molesta demasiado. Amparo va muy bien.

Y van pasando kilómetros. Y vamos descontando, y les voy diciendo qué encontrarán en cada momento. Y llega el último kilómetros. Con la piel ya de gallina, les digo que disfruten. No es porque sea mi pueblo, pero la entrada a meta de esta carrera es de las más emocionantes que te puedes encontrar a nivel local. La mitad del grupo ha acelerado. Y veo que son ya pocos los que tienen la intención de unirse. Amparo sigue a mi lado. 


Y disfruto. Lo hago como no he hecho nunca en una carrera. Y entonces la veo a ella, Lucia, junto a Rafa, esperándome para entrar con nosotros en meta. Esta vez, ya, corriendo de mi mano. Como siempre, imposible contener las lágrimas en ese momento. Siempre me viene a la mente la misma imagen...



El abrazo en meta con Amparo es de los más sinceros que he dado nunca. De satisfacción, de orgullo, de felicidad. Y entonces vinieron las felicitaciones de todos los que nos estuvieron acompañando durante los 21 kilómetros. Como decíamos en carrera, había hecho historia, al ser la primera "práctica" de la Mitja Marató d'Alcàsser. 




jueves, 2 de mayo de 2019

UDON

En Navidades, (sí, en Navidades), buscando un día un sitio en el que comer relativamente sano en el Centro Comercial Bonaire, decidimos probar UDON, una franquicia de comida asiática especializada en fideos asiáticos o noodles.

Como entrantes, queríamos probar los rolls y escogimos el Mix. Estaban muy buenos. Había dos de salmón y aguacate, dos vegetarianos cuya base era aguacate y dos de atún.


Como principales, pedimos dos platos de noodles, claro. Por un lado, el Chicken Yaki Udon (noodles con pollo, setas shiitake, calabacín, zanahoria, brotes de soja, salsa yakisoba y cebollino). 


Mucho sabor, aunque algo dulce debido a la salsa.

Por otro lado, también probamos el Veggie Yaki Udon (Yaki Udon salteados con setas shiitake, berenjena, brócoli, calabació, espárragos trigueros, zanahoria, pimiento rojo y verde y pak choi, con salsa yakisoba y teriyaki).


También tenía el fondo dulce de las salsas.

Con el postre nos pasó algo curioso. Queríamos la opción más sana de la carta: yogur natural con fruta. Nos dijeron que sin problemas. A los cinco minutos nos dijeron que no podía ser. Ahora veo que ha desaparecido de la carta. ¿Casualidad?

En definitiva, si te pilla de paso y buscas una opción que evite fritos y hamburguesas, no es una mala elección.

martes, 9 de abril de 2019

Meraki Beach Hotel

Ya hace un mes que fui al Meraki Beach Hotel, un restaurante (y hotel) a primera línea de playa, en la Pobla de Vallbona. Había oído hablar de él y el destino o la casualidad hizo que hiciéramos una comida de empresa allí mismo.

Tomamos el menú, que comenzó con un gazpacho de fresas. Como todos los gazpachos, no me gustó. Me sabía a ajo y vinagre.


Seguimos con un paté de habitas que pasó sin pena ni gloria. Sinceramente, no supimos a qué sabía y tuvimos que preguntar de qué era.


Los buñuelos de bacalao estaban ricos, aunque se notaba mucho que eran congelados.


El milhojas de queso de cabra no lo probé.


Como platos principales podíamos elegir entre calamar y hortalizas, carrillera con alcachofas confitadas o arroz negro con emulsión de ajos tiernos. Yo elegí esta última opción.



Ración, pequeña. Arroz, normal, correcto.

Tenía mejor aspecto el arroz de verduras (opción vegetariana). Sin embargo, cuando lo probé no me acabó de convencer: tenía un sabor muy fuerte a especias.


De postre, un combinado a compartir: macedonia de frutas, tarta de tres chocolates y bizcocho con helado.


En definitiva, desde mi punto de vista, el Meraki Beach Hotel es un restaurante para turistas o gente que busque comer en primera línea de playa.

martes, 2 de abril de 2019

City Poké

Están muy de moda los restaurantes de comida hawaiana. Comida, saludable, fresca, natural...

En Valencia cada vez son más los locales de este tipo. De hecho, en pocos meses yo ya he probado dos. Y la lista de nuevos "poké" no deja de crecer...

Si queréis saber un poco más sobre esta moda, podéis entrar en la web del restaurante (franquicia) del que os hablo hoy, porque ahí lo explican a la perfección: City Poké.

También tienes a tu disposición la carta, aunque te explico brevemente en qué consiste: Son bowls que se sirven en frío y están compuestos por un cereal, una proteína (suele ser pescado) y diferentes complementos. Y todo aderezado con una salsa.

En City Poké tienes bowls ya hechos o puedes crear el tuyo. Estas son algunas de nuestras creaciones:

- Arroz integral, pulpo, edamame, maíz, aguacate, tomate cherry, cebolla blanca y salsa de soja original.


- Arroz blanco, salmón, mango, pepino, alga wakame, tomates cherry y salsa de soja original.


Hay cientos de combinaciones diferentes. Por eso es un plato que no te puede cansar. De hecho, ya hemos vuelto a City Poké y no hemos repetido la combinación. ¿Con cuál os quedaríais vosotros?



miércoles, 13 de marzo de 2019

Maco Healthy Bar


Dicen que después de la tormenta llega la calma. Y esta vez también es así. Aunque he disfrutado muchísimos de la tormenta, de 8 meses de trabajo intenso, también necesitaba un respiro (ya os contaré más en próximas entradas). Solo espero que la calma no dure mucho. 

De momento voy a aprovecharla, entre otras cosas, para ir actualizando este blog. Y, para empezar os traigo una propuesta muy saludable:  Maco Healthy Bar.

Conocí este restaurante a través de mi nutricionista, Laura Jorge. Así que sabiendo que la recomendación era suya sabía que el restaurante me iba a gustar.

El local está en pleno barrio de Ruzafa. No es muy grande. Así que mejor acudir con reserva previa. Tienen menú diario y menú degustación.

Su filosofía es la de Mantener el Arte de Comer en Orden (MACO). Y con ese lema se presentan: fuera excesos de aceite, grasas saturadas, edulcorantes y azúcares innecesarios... Además, en la carta, junto al nombre de cada plato viene indicado cada uno de los ingredientes y los valores nutricionales. Para una 'friki' como yo del etiquetado...¡ eso es lo más!

Con todo esto por delante, llegaba la hora de la verdad. Probar la comida.

Empezamos con un Dúo de hummus con crudités y pan wassa. Uno de los hummus, salado, de garbanzo y remolacha, estaba buenísimo. Contrastaba mucho en sabor con el otro, de anacardo y plátano, dulce. Más bueno todavía.


Seguimos con "nuestras bravas". ¿Bravas? ¿Sin freír? ¿Se puede? Sí, se puede. Y estaban buenísimas. En serio, muy original la presentación pero el sabor de siempre. Y la salsa... ¡brava, brava!



Como platos principales yo opté por un Maco Poke Tikka Massala. Es decir soja verde, pollo, berenjena, rúcula, calabaza y coliflor. Iba acompañado por dos salsas: tikka massala y raita de pepino y menta. No soy de salsas yo, pero la combinación de todos los ingredientes con la salsa lo hacían un plato muy especial, con mucho sabor. Me sorprendió gratamente.


Rafa se pidió un plato fuera de carta: Caballa. Tenía una pinta tremenda.


De postre optamos por compartir el "fake cheesecake". DELICIOSO. 


Me quedé con las ganas de probar las cocas y algún que otro postre más. Así que habrá que volver. 

Y ya sabéis, si queréis comer sano y de calidad, Maco Healthy Bar es una buena opción.

viernes, 11 de enero de 2019

La Ferradura

Desde que Lucia es una más para comer, buscamos restaurantes en los que haya zona infantil o algún atractivo para ella. Y entre los que tengo en la lista, el día de Reyes fuimos a La Ferradura, en la playa de La Patacona.

Es un salón de bodas, acristalado, con vistas al mar y al parque infantil que tiene en la terraza.

Imagen de la web del restaurante.

No te recibe nadie al llegar, tu reserva está en un "sitting", como en las bodas, y ya te diriges tu solo a tu mesa donde te espera tu camarero. Un poco frío todo...


En cuanto a la comida, pedimos pulpo y sepia para picar. Muy bueno, muy buen sabor. En definitiva, género de calidad.



Un día antes llamé para encargar una fideuà del senyoret para cinco.


Las raciones eran más bien cortas. La fideuà era para cinco y comimos cuatro. Menos mal que Lucia estaba durmiendo. Eso sí, de sabor estaba buenísima. De las mejores que he probado.

No hay foto de los postres. ¿Por qué? Porque se despertó Lucia. Pedimos piña y brownie con crema de café. Además, nos ofrecieron Roscón de Reyes tras los cafés.

En definitiva, el servicio me pareció impersonal, muy de "salón del bodas". Pero es que lo es... Algo caro para la cantidad de comida, pero de muy buena calidad.