viernes, 29 de junio de 2018

La Selva

El pasado domingo visitamos La Selva, un restaurante que conocí a través de esta noticia de Valencia Plaza. Y es que ahora mismo, un restaurante con zona infantil, puede ahorrarnos unas cuantas carreras por el restaurante. De hecho, nuestra intención es visitarlos todos. De momento, ya hemos tachado uno de la lista.

Reservé a través de El Tenedor. Tomaríamos el menú Amazonas, que incluía cinco entrantes, un plato principal a elegir y dos postres. Todo (más café y la primera bebida), por 25 €.

Empezamos con una ensaladilla de atún:


No soy muy amante de las ensaladillas,  pero he de reconocer que estaba buena. El atún marinado le daba un toque diferente.

Seguimos con el pan bao de panceta teriyaki. Con un toque picante, pero muy buen sabor. 



Están de moda los "bao", sí. Pero es que, por lo general, están muy buenos...

Después llegaron las gyozas con salsa Hoisin. Más que a empanadilla japonesa me recordó a la empanadilla criolla. De hecho, en lugar de cocinada al vapor, estaba frita. No obstante, me gustó mucho el sabor.


Seguimos con los tacos de pato con cebolla, pimiento y mango. El contraste de sabores me gustó mucho. El único pero fue la masa de la tortita. Estaba algo correosa.



Por último, llegaron las alitas de pollo crujientes con mayonesa de Kimchee. El pollo estaba muy tierno. Pero muy picante.



Como platos principales, podíamos elegir entre bacalao con verduritas al wok, entraña argentina a la parrilla o arroz meloso de marisco


El arroz estaba muy bueno de sabor, aunque demasiado hecho. Por lo que respecta a la carne, estaba muy tierna y en su punto. Aunque la ración era algo escasa.


Por lo que respecta al postre, fue el plato que más nos decepcionó. Café en texturas y créme brûlée


El primero estaba formado por una bola de helado de café cubierta por una Mousse de café.


El segundo era el típico postre francés que recuerda mucho a la crema catalana.


El servicio fue muy bueno. Aunque lo mejor, sin duda, fue la zona de juegos de la que Lucia disfrutó al máximo. 



Así pues, recomiendo este restaurante a quienes quieran salir a comer con niños pequeños. Los tienes controlados en todo momento y, aunque el menú no sea de Estrella Michelín, no se come mal del todo. 

lunes, 25 de junio de 2018

Doblemente satisfactorio

Entre tanto restaurante visitado últimamente, había dejado un poco de lado la sección "runner" del blog. Pero solo en el blog, eh, porque sigo corriendo y cumpliendo objetivos. Eso sí, cada vez son más ambiciosos y cuesta más conseguirlos. 

Después del "maratón" de medios maratones entre marzo y mayo (Alcàsser, Madrid y Valencia), me había propuesto descansar hasta pasado el verano. Pero no. Pronto busqué otro reto, un nuevo objetivo a la vista: la XXXII Volta a peu a Almussafes. Mi primera 10K, mi segundo pueblo... ¿el objetivo? Hacer podio local sin subir al mismo. Aunque una parte de mí se sienta de allí, en la actualidad no estoy empadronada allí. Así que, aunque pensé apuntarme como local, lo medité y decidí jugar limpio y no hacerlo. No sería justo. Por eso lo de "hacer podio sin subir al mismo".

No sabíamos si habría chip (es de las pocas carreras gratuitas que queda por la zona), si podría comprobar mi resultado tras la carrera. Pero lo íbamos a intentar. Respecto al tiempo de carrera. No es una prueba para hacer Mejor Marca Personal: dos vueltas idénticas de 5 kilómetros con unas cuantas cuestas engañadoras. No me gustan los circuitos repetitivos, no me resultan motivadores. Todo lo contrario. Aun así, preparamos un entrenamiento de 5 semanas para hacer un tiempo de 48-47 minutos. O sea, repetir lo conseguido en Silla, en la V 10K Dupont Silla, el pasado mes de abril (47:07).

Con el entrenamiento completado con éxito, entrenando durante mayo y junio a las 15:00 horas bajo un calor sofocante, me planté en Almussafes. Había chip. Podría comprobar los resultados tras la prueba. ¡Vamos a por el objetivo! Hacía calor, pero el hecho de retrasar la salida hasta las 20:30 nos hacía pensar que no sufriríamos tanto las altas temperaturas.

Salimos. Garganta seca como en Alcàsser. Me esperaba lo peor. Pero esta vez la cabecita no me jugó una mala pasada. Corría con Rafa, que horas antes había conseguido un marcón de 11.81 en un 100 m,  y llevábamos un ritmo muy regular. Y así fue durante la primera y la segunda vuelta. Con el paso de los kilómetros sabíamos que no serían 10K sino algo menos. Así que el tiempo final no serviría de nada. De hecho, crucé la meta en 46:44. Oficialmente, MMP. Pero no. Eso sí, habría estado entre los 48-47 minutos para los que había entrenado.


Ahora solo faltaba ver cuántas locales habían entrado por delante de mí. "Ya lo miraremos esta noche", dijimos. Pero a punto de irnos le dije a Rafa "vamos a preguntar cómo he quedado por si acaso". Había un tablón con las clasificaciones actualizadas. Y ahí lo vi: ¡Segunda sénior femenina! ¡VOLVEMOS A SUBIR AL PODIO!


La espera se hizo larga, pero al final subí y me llevé un trofeo más grande que yo. Y es que la categoría sénior estaba considerada como la "principal" de la carrera y reservaron la entrega de los trofeos más importantes para el final.


Ya ayer vi que hubiera sido la primera "local". Así que... OBJETIVO CONSEGUIDO. Entre el 100m de Rafa y mi 10K fue un día redondo deportivamente hablando. Nos está costando sacar tiempo para entrenar (y más ahora en verano). Por eso, ver que los resultados llegan es doblemente satisfactorio.

Ahora sí, toca "descansar" un poco. Practicar otros deportes, además de correr, y preparar el cuerpo para la que nos espera a partir del 20 de agosto.

viernes, 15 de junio de 2018

Mamalú Ruzafa

El pasado domingo íbamos por el barrio de Ruzafa de Valencia buscando dónde cenar y nos sentamos en Mamalú. Nos dio buena impresión. Vimos la carta y todavía nos gustó más.

Decidimos pedir solo para picar. Elegimos:
- Tartar de atún sobreaguacate y mango
- Hummus dulce con chips de yuca
- Tortitas de maiz acompañado de pollo braseado y guacamole
- Nuestras bravas
- Croqueta casera de jamón
- Entrecot trinchado de lomo alto


El tartar de atún tenía un sabor diferente y dulzón. Aunque diría que no era atún fresco sino en conserva.


El hummus estaba buenísimo. Muy suave. Y mojado en los chips de yuca frita... más bueno todavía.


Esperaba algo diferente de las tortitas de maíz:


Lo que sí que me sorprendieron fueron las bravas. Muy buenas. Parecía que estaban asadas y no fritas. ¡Ah! Y la salsa era muy suave. Me gustaron mucho.


El camarero nos ofreció a probar la croqueta de ibérico, como una de las especialidades del local. Tenía buena pinta, pero sabía muchísimo a jamón de cocido. A mí no me gustó demasiado, sinceramente.


En cuanto al entrecot, el punto de la carne era muy bueno y estaba muy tierna. Aunque tenía demasiada grasa. Iba acompañado de una base de pimientos y patatas.


En resumen, comimos bien y cerramos un día "non stop".




martes, 12 de junio de 2018

Llebeig Café

Buscando por Google Maps un restaurante donde celebrar mi cumpleaños con unos buenos amigos llegué a Llebeig Café. Me habían hablado bien de él. Así que había que probar.

En la carta hay de todo, aunque se caracteriza por sus montaditos. O sea, que es un local para comer de picoteo. Así pues, pedimos rulitos rebozados de bacon y queso mozarella, nachos quatro quesos y las patatas bravas Llebeig.




Ninguno de los tres platos me dijo nada.

Después pedimos montaditos:

- Solomillo Ibérico y foie
- Solomillo Ibérico y queso brie a la plancha
- Huevo de codorniz, jamón a la plancha y patata rota
- Sobrasada con huevo de codorniz 
- Pulpo con patata rota y allioli.

Y flautas crujientes:

- Verduras
- Cuatro quesos


Yo me comí el montadito de pulpo. Estaba bueno.Y también la flauta de verduras (con trigueros, champiñón, cebolla, zanahoria y berenjena). No estaba mal.


La cosa mejoró con los postres, crocanti de chocolate blanco y tarta de queso con mermelada de arándanos que, sin lugar a dudas, fue lo mejor de la comida.



Rectifico. Lo mejor de la comida fue la compañía.



domingo, 3 de junio de 2018

Farigola & Menta

"Tenéis que ir, os va a encantar". Y fuimos. Y nos encantó. Y volveremos.

Os estoy hablando de Farigola & Menta Bistró Restaurant, un restaurante situado en el corazón de Torrent que, a pesar de estar abierto desde 2006, yo lo he descubierto ahora. ¡Y menudo descubrimiento!

Ya desde la puerta, me encanta la estética del local, es como adentrarse en los callejones de Ibiza; el servicio, desde la entrada, también es muy bueno, algo que se agradece. Pronto nos ofrecen la carta y alucinamos... platos muy diferentes, mezcla de sabores, baos, creps, bocatas, hamburguesas... ¡Hamburguesas!

Como entrantes, nos decidimos por las croquetas de gallina a la vainilla y 2 baos, pato Pekín y fritura de calamar a la andaluza mayonesa cítrica y lima:


Las croquetas estaban muy buenas. El rebozado estaba muy crujiente y el interior tenía un toque avainillado muy diferente. 



Los baos, espectaculares. El de pato, más común. Sin embargo, el sabor cítrico del de calamar lo hacía muy diferente y especial. El pan del bao, buenísimo.

Como platos principales, pedimos un bocata y tres hamburguesas. El bocata fue para mí. Pechuga de pollo, huevos de codorniz y tomate rallado. Sencillo pero riquísimo.


En cuanto a las hamburguesas, las elegidas fueron: Buey. Una jugosa carne acompañada de salsa chimichurri, queso provolone y bacon.


Búfalo, deliciosa carne ahumada, mostaza de Dijon, queso de cabra y cebolla caramelizada.


Y Nebraska, ternera con salsa de boletus, champiñon portobello y foie.


Tras la degustación, los comentarios fueron muy buenos. La carne siempre jugosa y en su punto; el pan muy tierno y bueno; hamburguesas nada "gorrinas", y el acompañamiento, perfecto: patatas tipo Deluxe, una mini ensalada y una salsa de tomate casera riquísima. En resumen, en conjunto, de las mejores hamburguesas que hemos probado.

Dejamos un hueco para el postre. No sabíamos que todavía iba a mejorar todavía más nuestras impresiones del restaurante. ¡Hasta la carta nos sorprendió! 



Nos avanzaron que los cuatro primeros eran trampantojos. De ellos nos quedamos con EL AGUACATE. Cremoso de chocolate con tierra de brownie, mousse de vainilla y crema de lima en el hueso.


Simplemente, ESPECTACULAR. La presentación, la combinación de texturas y sabores... ¡todo! 

También pedimos la Tarta de queso con arándanos. Presentada en tarro de cristal, para mi gusto estaba demasiado fuerte de sabor (no me gusta el queso), pero al resto de comensales les encantó.



Nos quedamos con las ganas de probar otros postres. ¡Los hubiéramos pedido todos! Y, teniendo en cuenta que también nos faltaron algunos entrantes y principales por probar, tenemos claro que volveremos. Y muy pronto.