¡Hola! ¿Preparada ya la cena de esta noche? Yo la he dejado en manos de K-anròs (restaurante del que os hablaré largo y tendido un día) y solo me preocupo de poner la casa, la mesa y alguna que otra sorpresa. Así puedo dedicar el día de hoy a otros menesteres, como a hablaros una de mis debilidades: la comida japonesa.
Sí, más de una vez he dicho que soy un poco (mucho) delicada a la hora de comer. No todo me gusta y tengo alguna manía que otra (muchas) con determinados alimentos. Sin embargo, el pescado crudo me encanta.
Ya se acerca a la decena el número de restaurantes nipones que he visitado y, como con las 'hamburgueserías gourmet', podría hacer un ranking. Pero no. Esta vez solo os hablaré del 'último' descubrimiento en este tipo de restaurantes: Japonice.
Situado en el Paseo de la Alameda de Valencia, Japonice llegó a mí a través de Eltenedor.es y sus ofertas. Después leí opiniones y lo tuve claro: Era de visita obligatoria. Con la del sábado pasado ya son cuatro las veces que he comido/cenado en este establecimiento. Y todas, en los últimos seis meses. Por lo que, sí, se come bien. Y con un precio —con las promociones de El Tenedor— razonable, teniendo en cuenta que los restaurantes japoneses no tienen fama de baratos.
El sábado fuimos cuatro personas a cenar. Dos de ellos entraron al restaurante con el cartel de 'novato' a probar los sushis, sashimis, niguiris y compañía. Sus sensaciones fueron buenas. O, al menos, eso me dijeron.
Pedimos dos entrantes, tres platos principales y dos postres. Todo para compartir. Para empezar pedimos unos Langostinos Tender&Crispy (con crema de queso y salsa Thai) y una ensalada Tori (con pollo, mizuna, setas, salsa de wasabi, espinacas y huevo poché).
Como platos principales, elegimos una tabla llamada Japonice y que consta de rolls, makis y niguiris, tanto fríos como calientes. En cada uno de ellos te sorprende un sabor diferente. Desde el melón hasta el foie, pasando por el espárrago triguero... Toda una experiencia...
Lo acompañamos con un wok de arroz con verduras, pollo y salsa de soja.
Para finalizar, elegimos un plato poco usual en un restaurante japonés pero no por ello menos especial y sabroso: Solomillo de buey cebón (con muselina de patata y puerro). Sencillamente, exquisito.
Para darle un toque dulce a la cena elegimos la Cheese Cake con salsa de frutos rojos (tengo que aprender mucho para hacer una como esta) y la Tarta de Manzana Fuji con crema de almendras y pan de especias, acompañado de helado de jengibre confitado. Deliciosos ambos postres.
No faltó el vino (Marina Alta), el café (Nespresso) y una buena conversación. En definitiva, una noche de Sushi, una noche perfecta.
Ah! Se me olvidaba.... ¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!