MANAW. Lo encontré por casualidad y diría que es el restaurante del año, en mi lista de descubrimientos. Cocina fusión peruana-japonesa. Con estilo, con sabor, con personalidad.
Fuimos sin saber qué nos encontraríamos y sabemos que volveremos pronto.
Empezamos con Quinoto con pulpo braseado. O sea, risotto de quinoa con leche de coco, parmesano y setas con topping de pulpo braseado.
Sencillamente, espectacular.
Seguimos con Niku tiradito. Tataki de ternera gallega a la brasa con salsa criolla al estilo tiradito.
Creíamos que era imposible mejorar el primer plato, pero lo hizo. Qué sabor!
Continuamos con Makase de Makis. Sabores muy intensos, combinaciones diferentes... Y lo mejor de todo, no hace falta mojarlos con salsa de soja.
Finalmente, probamos un Korma Bao. Cordero al curry Korma servido con yogurt y hierbabuena. Picaba, sí. Pero estaba delicioso.
Lo más flojo, quizá fue el postre: tarta de manzana con helado de té matcha. Pero es que el nivel estaba muy muy alto.
Sin lugar a dudas, si os gusta la comida japonesa o el japo-fusión, MANAW es de visita obligatoria.
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