viernes, 10 de marzo de 2017

Fue sin querer

Uno de mis propósitos este año era actualizar el blog semanalmente. Algo que, de momento, estoy cumpliendo. Pero pretendía ir cambiando la temática para no aburrir a nadie. Sin embargo esta semana me es imposible no repetir.

Y es que si en la anterior entrada os decía que ahora no busco MMP cuando participo en carreras, no mentía. Simplemente, vienen solas. Y eso es lo que pasó el domingo.

Era la segunda vez que participaba en la 10K Fem, una 10K exclusivamente para mujeres. Ya en la primera edición logré una mejor marca personal al bajar de los 54 minutos. El año pasado entrené para bajar de los 50, pero una semana antes abandoné el entreno, como ya os conté la semana pasada. Este año quería y presuponía que haría unos 55 minutos.


Comenzó la carrera. Estaba más nerviosa de lo habitual. Mi primera carrera posparto sin liebres... y, encima, me había dejado a Lucia despierta, aunque en buenas manos. Fui en busca del práctico de los 55 minutos, pero a los 500 metros ya me di cuenta de que podía ir un poquito más rápido. Ya en el kilómetro 2 encontré mi ritmo y mi grupito. El aire en contra en algunas avenidas me hizo baja el ritmo en un par de ocasiones, pero se recuperaba fácil en cuanto se ponía a favor.

No iba sobrada, pero me sentía muy cómoda. Además el nuevo recorrido ayudaba a ello (grandes avenidas, zonas muy conocidas...). En el kilómetro 8 aumenté el ritmo. No quedaba nada. En el 9 volví a apretar y cuál fue mi sorpresa al llegar a la recta de meta y ver que el crono todavía estaba por los 49 minutos. ¿Qué pasa aquí? ¿Esto puede ser verdad? No me lo podía creer y no dejaba de mirar mi reloj al mismo tiempo que sonreía... que cerca han estado los 50 minutos... Concretamente, a 8 segundos.


¡MMP! Sin entrenamiento específico, sin buscarlo, sin quererlo...

Si bien es cierto que no fueron 10 kilómetros completos, si no algo menos, también he de decir a mi favor que según mi reloj sigue siendo MMP, pues la anterior mejor marca, obtenida en la 10K Ciutat de Mislata de 2015, el ritmo fue de 5:15, mientras que esta vez me salió un ritmo medio de 5:11 min/km.

Todavía no sé cómo lo hice, si fueron los nervios, las prisas por llegar a meta y reunirme con mi hija, o que me está ayudando mucho salir a entrenar con la pequeña. Lo cierto es que, pese a todo, todavía me veo margen de mejora... ¿Será este el año en el que baje de los 50 minutos?

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