martes, 24 de noviembre de 2015

Come & Calla by Alejandro Platero

Las casualidades no existen, estoy convencida de ello. Por eso pienso que lo que me sucedió el domingo pasó porque así estaba escrito. Tras conseguir MMP en el 10K de Mislata, mi marido y yo buscamos un plan rápido para comer. Repasamos opciones y acabamos, como casi siempre, echando un vistazo a El Tenedor. Entonces me tropecé con uno de esos restaurantes marcados en rojo en mi agenda. Pensaba que, siendo las 13:00, no habría mesa para las 14:00. Pero había una y reservé. Por fin iba a ir a Come & Calla by Alejandro Platero.

Alejandro Platero es concursante de la tercera edición del programa de Antena 3, Top Chef. Aunque mis primeras referencias sobre él vienen de un poco antes, cuando quedó segundo clasificado en el apartado de Cocinero Revelación en Madrid Fusión 2015. Desde entonces, tengo en mi agenda el nombre de su otro restaurante, Macel·lum. Porque desconocía Come & Calla hasta que comenzó el programa. Entonces me puse a investigar y llegué a una conclusión: había que ir sí o sí.

Llegamos puntuales y lo primero que nos sorprendió fue el local. No es demasiado grande y su decoración es muy 'vintage'. Me encanta. Nuestra mesa (imagino que por la hora de la reserva) estaba prácticamente en la puerta, por lo que teníamos algo de frío. Pero se podía soportar.


Ya sabíamos que íbamos a tomar el menú del fin de semana que, por 20 euros, te ofrecen un entrante, cuatro snacks, un arroz y un postre. Encima, teníamos un descuento de 25 euros gracias a los Yums acumulados en El Tenedor. 

Para beber pedimos unas cervezas Turia y, como aperitivo, nos ofrecieron palomitas de maíz. Algo nos decía que el sitio nos iba a encantar...


Mientras veíamos como no paraban de llegar comensales (unos para reservar, otros para comer y  muchos más se marchaban por no tener mesas disponibles) llegaban los primeros platos. El entrante: Ensalada de escalibada en texturas. Fresca. Destacaba mucho el sabor a pimiento y tomate. No logré identificar la salsa que bañaba el plato, pero estaba buenísima.


La ensaladilla de mejillón fue el primero de los snacks. No soy muy fan de las ensaladillas, pero esta había que probarla. Y me sorprendió. Estaba riquísima.


El Wantón de ropa vieja es de los aperitivos que más me sorprendió. Cuando visito algún restaurante oriental no es de los platos que suelo pedir por el excesivo aceite que llevan y desprenden. Sin embargo, esto era otra cosa. La masa estaba frita en su justa medida y el relleno... ¡quitaba el hipo! Por no hablar de la salsa... En conjunto, recordaba mucho al típico puchero que tanto apetece comer ahora que llega el invierno.


Seguimos con el guiso de berenjenas pak choi. Sabores intensos, pero deliciosos. Sabores nuevos, pero con un fondo muy tradicional.


El último de los snacks era una crema de calabaza con shiitake. Creía que no me gustaba la crema de calabaza, pero si es como esta... sí, me gusta. Y mucho.


Como plato principal elegimos la fideuà negra de rape y verduritas. Había que escoger un arroz/fideuà por mesa. Por eso dudamos de si nos sacarían la paella o nos servirían en plato. Cuál fue nuestra sorpresa cuando vimos la paella frente a nosotros. ¿Me puede gustar más este sitio?


En cuanto a la fideuà, tenía mucho sabor, tanto a verduras como a pescado. El calabacín crudo sobre la misma le daba un toque fresco y diferente. De cocción estaba perfecta, en zonas más melosa y en otras incluso los fideos se habían pegado. Así se podía elegir. De hecho, le dimos una vuelta a la paella para que cada uno probara la parte que más le gustaba. No dejamos ni un fideo.

Faltaba el postre. Manzana salteada con queso mascarpone y semilla de pan garrapiñado. Ya la presentación me conquistó, pero lo de dentro me dejó totalmente OUT. Tanto que se me olvidó hacer una foto del interior. Cuando me di cuenta, me lo había acabado. La manzana estaba buenísima y los taquitos de pan eran como caramelos en la boca.... mmmm... todavía recuerdo el sabor...


Hasta el café cortado estaba bueno. Porque es de agradecer que no te lo sirvan hirviendo...

A las 15:20 salíamos de allí. En menos de hora y media habíamos disfrutado de una de las mejores comidas de los últimos meses. Un servicio de 10 y una excelente relación calidad/precio. No dudamos en indicar a los camareros que volveríamos pronto (y acompañados, seguramente). Eso sí, reservaremos con mayor antelación. Porque lo del domingo fue un premio. El mejor premio, sin lugar a dudas.


sábado, 21 de noviembre de 2015

Mesura i Mosset

Desde hace tres o cuatro años en mi pueblo, Alcàsser, se celebra Mesura i Mosset. Durante varios fines de semana hay un concurso de tapas que va ganando nivel con el paso de las ediciones.

Este año se habían adherido a la iniciativa 17 bares y restaurantes. Además del hecho de ganar el concurso y prestigio para los participantes, supone un aliciente extra para quienes probamos las tapas. Tomando diez de las 17 podíamos votar nuestra favorita y entrar en sorteos de cheques regalos. Este año solo alcancé a probar seis, con lo que no podré entrar en el sorteo. Aun así, aquí va mi valoración:

Lido: De buen rollo. Una tortilla de jamón y queso enrollada con confitura de tomate. Sin más. Muy simple. Aunque con un par de estas ya te puedes dar por cenado. 


La Barbería: Ilusión. Sobre una base de crema de queso tipo Philadelphia había morcilla de arroz con cebolla crujiente y miel. Dulce y sabroso. Pero muy poca elaboración.


Dolce Vita: Dolce Vita. Mini hamburguesa de colores con pollo empanado, queso de cabra y cebolla caramelizada. Acompañada por tres patatas tipo Deluxe y un chupito de zumo de sandía. Vale sí, he de admitirlo. Original y llamativo. Muy buena presentación. Sin embargo, noté falta de elaboración (a excepción del pan de colores). Es decir, creo que el pollo y las patatas eran congeladas.


Bar Ramón: Mini lasaña de berenjena. Berenjena rebozada, carne picada y verduras sobre una tostada crujiente. Entre la lasaña típica y la musaka griega... Muy buena y original. Por ponerle un pero: La mía no, pero había algunas con exceso de aceite.


La Cope: Delicia de boletus. Saquito con crema de queso y boletus, champiñones, perejil y trufa negra. Aroma a tierra mojada, a campo, a bosque, a otoño... Delicioso, sinceramente. Muy buena, también, la presentación. Sorpresa muy agradable.



K-Anròs: Croqueta líquida de pollo al curry. Tal cual. una tarrina de cristal rellena de una especie de mousse con sabor a pollo al curry,  cubierta por un crujiente. Es decir, una croqueta de pollo deconstruida. Imposible gustarme más. Y nada que decir de la presentación. Un diez.



En más de una ocasión os he hablado de K-Anròs. Paquito, propietario y cocinero, tiene un don para la cocina... Y eso se nota. Sin duda, si pudiera haber votado, se habría llevado mi voto.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Restaurante Komori

Sigo teniendo unas cuantas entradas pendientes. Pero bueno, es la excusa perfecta para regresar al restaurante en cuestión, no sea cosa que hayan cambiado la carta...

De momento voy a hablaros del último restaurante japonés al que he acudido. Restaurante Komori. Situado dentro del hotel The Westin, dicen que es el mejor de Valencia en su especialidad. Así que en una ocasión especial, como era el cumpleaños de mi marido, aprovechamos para probarlo y así certificar que es el mejor. O no.

Tras estar llamando varios días sin éxito, al final conseguí ponerme en contacto con el restaurante para hacer la reserva. Pedí, si fuera posible, que prepararan una tarta o similar para celebrar el 31 aniversario de Rafa. Una chica muy simpática no puso ningún inconveniente. Todo lo contrario. 

Me dijeron que me llamarían la misma tarde en que se había cerrado la reserva para confirmarla. Sin embargo, no hubo llamada. Así que una hora antes de salir hacia allí llamé. Y no había reserva. ¡Qué frustración! Aun así, me dijeron que fuéramos, que a partir de las 22:45 tendríamos una mesa libre. 

Llegamos a las 22:30 y no sentábamos a cenar a las 23:15. Mientras, nos tomamos un aperitivo (al cual fuimos invitados por las molestias causadas). Pero la espera se hizo larga, porque el hambre apretaba. Mucho me tenía que sorprender el restaurante para enmendar su error. 

Una vez sentados y tras leer una carta demasiado extensa, escogimos el menú Komori, que vendría a ser un menú degustación.


Este comenzaba con un aperitivo, un tartar de salmón, mazana y aguacate. Una mezcla de sabores y texturas muy fresca en el paladar.


El primer plato del menú degustación consistía en una ensalada de algas con pulpo a la brasa, chicharro, cangrejo y pepino. La combinación era muy especial. El pulpo estaba delicioso.


Seguimos con Usuzukuri de viera con sal de chorizo y sal negra. Sabor intenso. De los mejores platos del menú. De momento, no estaba decepcionando.


El siguiente fue, personalmente, el mejor plato de la noche. Pescado blanco cortado en lonchas finas con sichimi, ajo y aceite frito. Para mí, una reinvención de las gambas al ajillo de toda la vida. Con un toque picante, pero que te invita a tomar una pieza de pescado detrás de otra... ¡Buenísimo!


En este punto de la cena ya notábamos los cuatro comensales que no íbamos a poder acabarnos todos los platos... Demasiada comida para ser un menú degustación y ser de noche. Pero había que probarlo todo. Hasta el sashimi picante de atún macerado. Picante, como ya se anunciaba, pero muy bueno.


La selección de nigiris es muy original. No sabría con cuál quedarme entre el huevo frito de codorniz con paté de trufa blanca, el pez mantequilla con paté de trufa blanca y cebolleta y la hamburguesa de wagyu con tomate y cebolla caramelizada. Mezclas diferentes, sabores intensos... y lo mejor de todo, los tres nigiris estaban deliciosos.



Los makis de anguila braseada, aguacate, pepino y huevas de pez volador estaban muy buenos. Pero ya no podía con más comida... Lástima que sobraran más de la mitad de los que se sirvieron... 


Con el último plato, estofado de rabo de buey wagyu estofado con salsa teriyaki pasó más de lo mismo. Lo probé y estaba muy tierno. Pero no podía más. Las salsas acompañantes tenían un sabor amargo para hacer contraste con la salsa teriyaki que resulta muy dulce.


Cerramos el menú igual que lo comenzamos, con un plato muy fresco. Perfecto tras el 'empacho'. El postre era un cremoso de chocolate blanco con gelatina y yuzu y vainilla. Muy muy bueno. 


No hubo tarta de cumpleaños. El 'problema' con la reserva impidió que Rafa pudiera soplar las velas... 

En definitiva, un restaurante japonés diferente. Con sabores muy intensos y combinaciones más originales. Para ir en ocasiones especiales y degustar platos que en un restaurante nipón convencional no encontrarías. Cuando vuelva, eso sí, espero no tener problemas con la reserva para no salir de allí detrás de los cocineros.


lunes, 12 de octubre de 2015

La Mary

Tengo tantas entradas pendientes, que no sé por dónde comenzar. Voy a hacer de más reciente a más lejano, con el riesgo de que alguna se quede por el camino. Intentaremos que no sea así, pero no prometo nada.

Anoche estuve en La Mary. Había pasado por la puerta en varias ocasiones, pero no me había fijado en este restaurante situado en el centro de Valencia y que, tras indagar un poquito, descubrí que es un franquicia.

El local es muy bonito y espacioso, con ese estilo 'vintage' que tanto se lleva ahora. Las primeras impresiones fueron buenas. La carta, muy variada. Desde los típicos entrantes "americanos" hasta arroz a banda. Seguimos con las buenas impresiones.

Para pedir, nos dejamos recomendar por la pareja con la que fuimos a cenar, puesto que ellos ya habían estado en más de una ocasión. Como entrantes, croquetas de jamón y jamón y queso y tiras de pollo crujiente con dos salsas.

No son las mejores croquetas que he probado. De hecho, las de jamón y queso tenían un sabor agrio que no me gustó nada. No fui la única que lo notó. Creo que es el tipo de queso que, al freirlo, pudo haberse agriado.


Las tiras de pollo estaban mejor. Las salsas no las supe identificar. Una me supo a salsa tártara, la otra me trajo recuerdos de restaurante japonés, pero no puedo deciros por qué, porque no la identifiqué.


Como platos principales, mis amigos compartieron un solomillo de ternera con foie y salsa Pedro Ximénez. Pequeño.


Mi marido se decantó por la hamburguesa de ternera con rulo de cabra. Muy buena pinta (y muy limpia...). Probé las patatas fritas y estaban buenísimas.


Yo lo tuve claro desde el primer momento que ojeé la carta. Pollo con curry thai salteado de arroz jazmín, pasas y setas. El pollo con arroz y curry es un plato que me trae recuerdos de mi estancia en Copenhague y cada vez que voy a un restaurante y está en la carta, no lo dudo. Así que ayer lo tuve claro. Y me trajo recuerdos a cada bocado... La salsa estaba buenísima, el pollo muy tierno, el arroz lo vi algo pasado pero compensaba el resto. Me fallaron las pasas, pero las aparté y punto. En conjunto, me gustó mucho y lo volveré a pedir cuando vuelva. Lo tengo claro.


No faltaron los postres. Cada pareja compartió un postre. Coulant de chocolate con helado de chocolate blanco fue el escogido por mis amigos. 


Rafa y yo pedimos Cheesecake con helado y coulis de frambuesa. Original. Y genial. La galleta, en lugar de estar en el culo de la tarta, estaba separada a modo de tierra o crumble. El helado estaba buenísimo y las fresas que acompañaban al plato daban un toque fresco y natural que me encantó.


No pedimos café. Y para beber solo tomamos agua, por lo que salimos a 15 € por cabeza. Un muy buen restaurante en relación calidad/precio. No descarto volver en otra ocasión.


miércoles, 16 de septiembre de 2015

The Black Turtle

Sigo buscando una hamburguesería gourmet que me guste más que Mediterránea de Hamburguesas. Y sigo sin encontrarla. Porque recientemente estuve en The Black Turtle y, aunque es de los mejores locales que he visitado hasta ahora, no supera a la anteriormente mencionada.

Me habían hablado muy bien de esta franquicia con dos restaurante en Valencia. Así que fuimos a probar al local de la calle Sueca, junto a Mediterránea.

Los entrantes ya sorprenden desde el principio. Son mucho más 'americanos' de lo esperado. Entre los muchos que hay nos quedamos con la quesadilla y el combo.

La quesadilla, con jamón york, champiñones y mozarella y cubiertas de pico de gallo, estaba muy buena. De las mejores que he probado nunca, he de reconocerlo.


En el Combo había de todo y todo frito. Aros de cebolla (que no probé), croquetas (muy sabrosas pero con demasiado rebozado), tiras de pollo (deliciosas aunque quizá algo quemadas) y alitas de pollo (correctas).



En cuanto a las hamburguesas, pedimos tres diferentes (entre los cuatro comensales).

La Tower Burguer es de las más completas de la carta. En lugar del tradicional pan de hamburguesa, las dos raciones de carne están envueltas por pancakes y aderezadas con rúcula, cebolla caramelizada, queso de cabra, salsa bourbon y queso cheddar. Nos lo advirtió el camarero. Es una hamburguesa dulce. Demasiado. Y con mucha salsa. Excesiva.


The Brit Burger fue otra de las elegidas. Con lechuga, tomate, cebolla a la plancha, bacon y huevo frito. De las más 'normales' de la carta. Grande. Tanto que se hacía casi imposible comerla sin cubiertos.

   

Yo elegí la Italian Burger con carne de pollo (puedes elegir en todo momento pollo o ternera). Además llevaba rúcula, queso provolone, champiñones asados, pimiento rojo y salsa pesto. Salsa como para preparar un plato de pasta al pesto. Se comía el sabor del resto de ingredientes. Eso sí, las patatas fritas estaban buenísimas.

 

Además de hamburguesas, hay ensaldas, sándwiches, perritos calientes y pizzas americanas. Aunque nosotros con las hamburguesas tuvimos más que suficiente. Bueno no, probamos un postre, el brownie. Muy bueno. Y el chocolate líquido sobre el que se asentaba, más.


En definitiva, se come bien. Pero, para mi gusto, son hamburguesas muy 'americanizadas'. Raciones grandes, demasiada salsa, muchos ingredientes...

martes, 4 de agosto de 2015

Restaurante Vertical

El 3 de agosto es una fecha especial para mí. Lo es desde que hace tres años nació mi sobrina y desde que hace dos me casé con Rafa. Es una de esas fechas señaladas que hay que celebrar sí o sí. Y lo hacemos visitando Estrellas. No, no nos vamos al planetario. Simplemente, decidimos en nuestro primer aniversario visitar un restaurante con Estrellas Michelín, y este año hemos seguido con la iniciativa, que ahora ya es una tradición. Así, hasta que se acaben las estrellas del firmamento...

En 2014 aprovechamos una promoción del 50 % en El Tenedor para visitar el Restaurante Riff, con una Estrella Michelín. Fue una grata experiencia y, además, nos salió muy bien de precio gracias a la promoción.

Este año tocaba otra Estrella valenciana. Y desde hace algún tiempo teníamos claro cuál nos llamaba la atención. Restaurante Vertical. Así que hice la reserva a través de su página web y allí que nos fuimos.

Accedimos al restaurante a través del hotel Ilunion Aqua 4, ubicado en el Centro Comercial Aqua Multiespacio de Valencia. Consecuentemente, tienes garantizadas tres horas de aparcamiento gratuitas. Está en el noveno piso del hotel y tiene unas de las mejores vistas de la ciudad.

Imagen de destinia.com

Hubo una pequeña confusión en la reserva. O lo que es lo mismo, estaba confirmada vía mail pero no se habían tomado nota en la agenda. Aun así, no hubo ningún problema para acomodarnos, a pesar de que el restaurante rozaba el 'completo'. No pudimos disfrutar de las mesas pegadas a los ventanales. Eso sí, teníamos una de las mesas más anchas de todo el restaurante.

Tomaríamos el Menú Gastronómico de Noche, consistente en tres entrantes, dos principales y dos postres. No obstante, comenzamos con unos aperitivos, los cuales acompañamos con dos cervezas.

El primer plato de aperitivos estaba formado por Esferificación de Bloody Mary, Tosta de oliva negra con caballa marinada, Air Bag de patata y bacalao Foie con gelatina al Pedro Ximénez.


De estos, me quedo con el Air Bag. O, lo que es lo mismo, una croqueta de bacalao. Deliciosa.

Completamos los aperitivos con un corte de Tartar de salmón que quitaba el hipo, una tortilla de camarones con un alioli algo fuerte de sabor para mi gusto y gambas sobre un caldo que se asemejaba al que desprenden los mejillones al vapor presentado dentro de un erizo de mar.




Sabores muy intensos todos. Y todavía quedaban siete platos por delante, que acompañaríamos con unas copas de vino blanco afrutado valenciano... El primero, el pez mantequilla. Un plato fresco, sabroso y que me recordó mucho al sashimi japonés.


El segundo de los entrantes, Herba salata. Con vieira, guisantes, espárragos trigueros... Muy bueno. Aunque, para mi gusto, los guisantes estaban demasiado duros... Este plato me recordó al plato verde de La Salita... Aunque he de reconocer que el de Begoña Rodrigo me gustó algo más. 


¡Por cierto! Tenía un toque picante... Como el resto de platos probados hasta ese momento, nos estábamos encontrando sabores muy intensos. Como el del último de los entrantes: Yema con carrillada de Ibérico y ajoarriero ahumado.


Nos recomendaron que lo mezcláramos todo antes de probarlo, como si fuera un revuelto, y así lo hicimos. Sabor, intensidad... Con este plato yo ya habría dado por cerrada la cena... ¡Y aún faltaban los dos principales y los dos postres!

Corvina con pulpo al vapor y caldo de marisco y lima. ¿Corvina? No lo había oído nunca. ¿Pulpo? ¡Bien, pulpo! ¿La combinación? Bueníssima. Fresca, algo picante... y (lo siento si me repito) muy sabrosa. La corvina, muy buena. El pulpo, sencillamente, impresionante.


El lomo de buey con reducción de zanahoria escabechada, con encurtidos y patatas soufflé fue el último de los platos principales. Y fue el mejor, sin duda. La carne estaba prácticamente cruda, pero tierna y gustosa. Los demás detalles, así como las salsas solo hacían que complementar el lomo de buey, que por sí solo ya era un señor plato.


Llegó el turno de los postres. El primero combinaba un macarrón picante con sorbete de limón y helado. La mezcla de sabores en el paladar dejaba un gusto muy agradable y fresco. Me encantó. 


El segundo de los postres es una obra de arte. Tierra de chocolate con crema de galleta, frutos rojos y champiñones de merengue y vainilla. No hace falta decir mucho más. La imagen habla por sí sola.


Subimos a tomarnos el café a la terraza/chill out. Disfrutamos de las vistas, del café y de los petit fours. Una golosina de coco, un macarrón de chocolate puro y un garrapiñado. 





Dulce, muy dulce. Comida, mucha comida. Demasiada para ser una cena. Aun así, había que celebrar este 3 de agosto por todo lo alto. Y así lo hicimos. Fue una gran experiencia, una velada que no olvidaremos. Y el precio, el esperado, 82 € por persona.